¿Qué es el respeto?

¿Qué es el respeto?

Madre, médica y escritora a la que le encanta estar con los suyos.Soy una mujer que por fin,me permito ser quien soy, y que expreso mi experiencia a traves de escritos o mirándome en el espejo del otro.Entiendo la medicina como un estar al lado de la persona, cuando ésta lo necesita, permitiendo que sea por sí misma, consciente de por qué y para qué su enfermedad, dolencia, tristezas y/o miedos se encuentran en su vida en éste o en cualquier otro momento, ayudándole en su proceso.

A mi hija

Gelves, 26 de septiembre de 2010



A mi hija.



Gracias, mi amor. Gracias, por elegirnos como padres, a mí como madre. La madre aquí. En éste tiempo, en el presente. Una vez leí que éramos seres de luz que habíamos decidido bajar a éste nivel de vibración para poder elevar a una vibración superior a éste maravilloso planeta. Contigo, mi vida, no me cabe la menor duda de ello. Eres verdaderamente llena de luz, amor y ternura. Espero poder ejercer mi tutela de la mejor manera posible. Sé que eso implica dejarte SER, y aunque poco hace que yo lo aprendí, o me reconocí, quisiera pensar que no tendré demasiados hábitos antiguos que puedan condicionar o incluso anular el desarrollo de tu maravilloso SER. Al menos durante el tiempo que estemos juntas compartiendo nuestro propósito en éste mundo. Cada una el suyo, respetando quien es cada una, respetando el SER Divino que llevamos dentro. Siempre tengo presente tu contestación con dos años, a mi pregunta de ¿qué va a ser mi niña de mayor? Feliz. Me respondiste sin dudarlo un segundo. Cuánto me has enseñado desde entonces, y antes también. ¡Cuánto me quedará por aprender de ti, mi niña, mi tesoro!



Y te repito una y otra vez lo maravillosa que eres. Y te vuelvo a preguntar, ¿sabes que eres maravillosa? Sí, mamá. Lo sé. Me respondes con carita de, qué pesadita eres, mami. Y claro todo viene por el trabajito que me ha costado a mí darme cuenta de lo maravillosa que soy yo, y que somos todos, en realidad. Como si a fuerza de decírtelo, me estuviera asegurando que no pasarás por las mismas experiencias que yo. Todas, extraordinarias y que me han llenado de gratitud…a la postre, porque mientras las pasaba, no me parecían así. Sin embargo, todo es perfecto, y como dice un gran amigo mío, el universo está inimaginablemente bien organizado. Y bueno, así es, sencillamente, cariño. Sin embargo, me cuesta imaginar que pudieras pasar por malos ratos. De modo que entre ese ir y venir de emociones encontradas, me encuentro yo. Por un lado, sabiendo que cada persona, cada alma, viene a desarrollar su misión, incomparable a la de otra, porque la de cada una lo es en sí. Y por otro lado, no puedo dejar de querer suavizarte la realidad que te pueda hacer sufrir. Pero bueno, cuando estoy en mí, cuando una vez más me reconozco en lo que soy, comprendo que no existe sufrimiento, y es quizás por ello, por lo que tantas veces te digo que lo importante es ser una misma. Siendo tú y sabiendo respetar la esencia más pura que habita en ti, como muestra de la grandeza y sencillez al mismo tiempo, de todo lo que representa ser Perfectos Hijos de Dios, serás tan feliz como en aquella ocasión me hiciste saber, llegarías a ser. Sólo espero que ya lo seas.



Y mientras tanto, vas creciendo, en todos los sentidos. Y me encanta ser testigo de tu crecimiento…y del mío propio. Entendiendo que eres perfectamente apta para desarrollar tu propósito, por el que decidiste nacer y que nadie podrá realizar mejor que tú.



Por eso y por tantas cosas, Ángela, gracias, mi amor.



Te quiero,



Mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario