¿Qué es el respeto?

¿Qué es el respeto?

Madre, médica y escritora a la que le encanta estar con los suyos.Soy una mujer que por fin,me permito ser quien soy, y que expreso mi experiencia a traves de escritos o mirándome en el espejo del otro.Entiendo la medicina como un estar al lado de la persona, cuando ésta lo necesita, permitiendo que sea por sí misma, consciente de por qué y para qué su enfermedad, dolencia, tristezas y/o miedos se encuentran en su vida en éste o en cualquier otro momento, ayudándole en su proceso.

Respeto

Gelves, 15 de Abril de 2010



Una Gran Lección Aprendida.



Quizás no debiera llamarla así. Me refiero a lo de aprendida, porque, en realidad, no se trata de aprender sino más bien de tomar conciencia. Esa parte tan maravillosa nuestra y que a veces, parece que sólo somos capaces de reconocerla a través del dolor. Sin embargo, no es siempre así. Hay ocasiones en las que se muestra de forma alegre y como un regalo, aunque siempre sea un regalo y la manera de recibirlo sea lo que lo haga diferente. Pero volvamos a lo que acontece: la Gran Lección.



Es tan importante y tantas veces relegado, que yo diría es el hermano pequeño de ese otro Maestro de lecciones, como es el Amor Incondicional. Me refiero al Respeto. ¡Vaya si cuesta hacerlo presente y de forma consciente! Al menos en mi caso así ha sido. Han tenido que pasar 38 años para reconocerlo, amarlo y amarme con él. Creía que superadas las depresiones, la anorexia, los mobbings laborales y ese largo etc que forma parte de tantas personas, y por supuesto de la que aquí se expresa, lo había por fin identificado como aquel hijo pródigo que vuelve a casa del padre, no porque se marchara a vivir la vida, sino porque el mismo padre, nosotros mismos, lo expulsamos en algún momento de nuestras vidas. Podríamos llevarnos todo el tiempo discutiendo acerca de si somos nosotros los que no nos respetamos o si es el otro el que no lo hace. La verdad es que tal dialéctica, me da igual. Que la defiendan los que estén interesados en seguir echándole la culpa al otro de lo que les pasa. Para mí, hoy ha sido un Gran Día. Sigue siéndolo, en realidad. He llorado…como hacía tiempo, quizás un año, que no lo hacía. En aquel momento, fue por sacar a la luz un sentimiento dormido, de alguna forma, y que gracias a una amiga homeópata, salió sin intención. En aquel momento lloré por una orfandad no reconocida. Hoy lo hice, como entonces, desde lo más profundo de mí SER. ¡Y no podía dejar de hacerlo! Y me vi, como mi hija, como una niña, llorando con el corazón encogido, como si todo el dolor no reconocido por entonces, por no entender y comprender que era aquello que me estaba pasando, cobrara sentido en un instante, en un segundo. Era como si llorase toda la falta de respeto vivida hacia mí desde mi niñez. Y entendí.



Entendí, que no se trataba de una putada de la vida, ni de una persecución de ella misma, vestida de diferentes maneras y disfraces, dependiendo de la persona o la circunstancia acaecida en cualquier momento de esos vividos con absoluta incomprensión, por no saber por qué me hacían tal o cual cosa.



Entendí, que cada una de ellas me mostraban un destello de aquel reflejo mío, que requería ser reconocido en el espejo en el que yo decidía mirarme una y otra vez: la propia falta de respeto hacia mí misma.



Entendí, que todas aquellas situaciones y personas, que parecían faltarme el respeto, de alguna manera, eran sólo ese reflejo mío. Que asomaba de vez en cuando, como la asignatura pendiente que recuerda al alumno, en cada trimestre, su trabajo por hacer con respecto a ella.



Entendí, mi falta de respeto hacia lo más puro que llevo dentro, y que representa mi propia esencia: el YO SOY.



Y si, han pasado muchos años, y también muchas cosas, pero por fin pude verlo y mirarme en él. Fue como darme cuenta en una pequeña porción de tiempo, de todo aquello que ha llevado su firma, desde que era pequeña. Y claro, mi niña pequeña, lloró. Pero porque la mujer de ahora por fin entendió.



De modo que doy las gracias a cada una de las situaciones vividas y no entendidas hasta hoy, que llevaban tal lección implícita. Pero no como una manera de saber cómo evadir otras situaciones similares, sino, y es lo que diferencia el aprendizaje de la Toma de Conciencia, como la manera de reconocerme QUIEN SOY HOY, y que SIEMPRE FUI.



Dense todas aquellas personas involucradas en mi proceso creativo y de madurez, por agradecidas, porque de verdad lo agradezco.



Mi gratitud a sus almas y a la mía propia.



María José Carretero Escudero.

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