¿Qué es el respeto?

¿Qué es el respeto?

Madre, médica y escritora a la que le encanta estar con los suyos.Soy una mujer que por fin,me permito ser quien soy, y que expreso mi experiencia a traves de escritos o mirándome en el espejo del otro.Entiendo la medicina como un estar al lado de la persona, cuando ésta lo necesita, permitiendo que sea por sí misma, consciente de por qué y para qué su enfermedad, dolencia, tristezas y/o miedos se encuentran en su vida en éste o en cualquier otro momento, ayudándole en su proceso.

A mi niña interior

Re-encuentro.

Hace tanto, tanto…pero, por fin pudo ser, por fin pude SER. ¿Y qué es SER? Ser una cosa u otra, o esto o aquello…En realidad, ser uno, ser una misma. Ahora cobra sentido esa forma de expresión tantas veces pronunciada, tan pocas entendidas. Ser una misma, ahora sí. Después de tanto, tanto…

-Bienvenida, cariño. Ya estás aquí, de vuelta conmigo, contigo, en realidad.

-Yo siempre estuve. Fuiste tú la que se olvidó de mí, de ti, en realidad.

Y asiento con la cabeza, cerrando los ojos, comprendiendo que una vez más, la más pequeña de las dos, de mí misma, es la más viejita, la más sabia.

Que maravillosa ocasión ideó la peque para encontrarnos de nuevo. Si no lo hubiera hecho así, de una manera tan… ¿alarmante?, sí, ¿por qué no? No hubiera salido en su busca. Aunque, si vuelvo a mirar sus grandes ojos marrones intensos, veo que ella comenzó el viaje hacia nuestro encuentro mucho antes que yo. Y, que gracias a su ruido, pude enterarme de su búsqueda.

Y lo hizo a través del órgano que simboliza el aquí y el ahora. El nacer y el morir: el aparato respiratorio. Y en ese momento de encuentro, éste se encontraba, atascado con tantas lágrimas no vertidas por la adulta, y tantas echadas por la niña, que le costaba hacer su función. Y como un gran amigo suyo, el sistema inmunitario, se unió a la fiesta, sólo que no del modo que le hubiera gustado a la mente preocupada y compañera. Y se hizo pequeño, como la niña. Tan pequeño que parecía recién nacido. Y como tal trabajó otro órgano vecino: el timo, que por su timidez o su discreción parece pasar a otro plano en los adultos, pero que en ésta ocasión y para no dejar de ser coherente con todo éste proceso de re- encuentro, actuó de forma maravillosa, ayudado por el centro energético de la zona, el corazón. Porque, ¿cómo podía faltar él en tan emotiva y anhelada situación de volver a SER, volver a empezar?

Y todas las lágrimas salieron, las que echó la niña, y las que guardó la mujer. Y en un emocionante abrazo las dos se fundieron, junto al océano, representante de todas aquellas vivencias, y junto a las rocas, como símbolo de la rigidez que por tantos años había llevado a cabo, aquella deseosa de desbordarse, por otro lado, mujer.

¡Cuántos perdones! ¡Cuántas caricias!¡Cuantos silencios rotos por el ir y venir de las olas susurrantes y el llanto sin medida de las dos!¡ Cuántas tardes perdidas, y cuántas ganadas en un instante!¡Cuántos recuerdos vividos y comprendidos! ¡Cuánto AMOR y cuánta PAZ!

Y la niña, como siempre, perdonó. Y la adulta, enseñó. Y ahora, las dos, son una, porque en realidad, nunca dejaron de serlo, sólo estaban desconectadas por tanto dolor incomprendido durante todas sus vidas. Y cuando se produjo aquel re-encuentro, se produjo la alquimia. Se transformó el dolor en regalo y así, sólo así, pudieron juntas, poder decir adiós y gracias a las situaciones, que durante años había tenido angustiada y asustada a la niña, y que gracias al entendimiento de la adulta pudo aquella, comprender el sentido de ser, y gracias también a la inocencia y pureza de la niña, pudo la adulta perdonar y agradecer, una vez más.

Y ahora, aquí y ahora, estamos, estoy, SOY, en realidad, un ser completo y agradecido por haber recuperado mi niñez con toda su calidez, alegría, fuerza y vitalidad. Y ahora SOY, una, conmigo y con Dios, con toda la humanidad y el universo. Me siento bien. Tranquila, en Paz, Feliz.

Gracias, mi niña, por tu perseverancia y valentía. Tu lealtad y seguridad. Por no desistir en tu búsqueda de la verdad y felicidad. Gracias por salir al encuentro.En agradecimiento a todos los años de espera y desesperación de mi niña interior en su búsqueda para encontrarse con la mujer que soy hoy

1 comentario:

  1. Maravilloso,aunque pienso que es tan dificil encontrar al niño que fuí!,creo que sigue tal y como lo dejé..a solas,en silencio,mudo sin poder desahogarse, enfrentándose a sus miedos..pero creo en el re-encuentro y estoy seguro de que llegará...Gracias por todo esto...

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